El Papa Francisco presidió el décimo consistorio de su pontificado el pasado sábado, durante el cual nombró a 21 nuevos cardenales de la Iglesia católica. Entre los designados se encuentran arzobispos de Chile, Argentina, Ecuador, Perú y Brasil.
Entre los nuevos cardenales se encuentran destacadas figuras como el arzobispo de Lima, Carlos Castilo Mattasoglio; el de Santiago de Chile, Fernando Natalio Chomali Garib; el de Santiago del Estero y primado argentino, Vicente Bokalic Iglic; el de Guayaquil, Gerardo Luis Cabrera, y el arzobispo de Porto Alegre, Jaime Spengler.
La ceremonia tuvo lugar en la basílica de San Pedro, donde el Papa Francisco creó a veinte cardenales electores, menores de 80 años, quienes podrán participar en futuros cónclaves para elegir al próximo Sumo Pontífice. También se nombró a un cardenal no elector, el italiano Angelo Acerbi, ex nuncio apostólico.
Durante la ceremonia, los nuevos cardenales recibieron el anillo cardenalicio y el birrete, símbolos de su compromiso con la Iglesia. Tras la entrega de la “Bula de Creación de Cardenales” y la asignación de diaconías, el Papa saludó afectuosamente a cada uno de ellos.
Tras la ceremonia, los 21 cardenales recibirán felicitaciones y celebrarán misas en la basílica vaticana. Con estos nombramientos, el número de miembros del colegio cardenalicio asciende a 253, siendo 140 con derecho a voto.
Estos nuevos nombramientos marcan un hito en el futuro cónclave para elegir al próximo Papa, ya que casi el 80% de los cardenales electores han sido designados durante el pontificado de Francisco. Se espera que el próximo cónclave sea más internacional y diverso que nunca.
En total, América Latina contará con 24 cardenales, incluido el emérito de Santiago de Chile Celestino Aos Braco. Además, se nombraron cardenales de diferentes partes del mundo, como Italia, Serbia, Lituania, Reino Unido, Irán, Japón, Filipinas, India, Francia y Costa de Marfil.
Estos nuevos nombramientos reflejan la diversidad y la globalidad de la Iglesia católica, preparando el camino para un futuro cónclave que pueda elegir al próximo líder espiritual de la comunidad católica.