Diego Hernández León
El show de Andrés López evolucionó en algunos aspectos pero también la esencia de sus temas está intacta. Mientras las generaciones más antiguas van envejeciendo las nuevas son protagonistas de esta era mediática.
¿Cuál ha sido el mayor reto para actualizar La Pelota de Letras? ¿Sigues usando Power Point?
Las generaciones cambian, mi show es una estructura viva, orgánica, sigue el patrón de lo que cada generación causa. Cuando comencé no había redes sociales, smartphones pero la misma obra predecía lo que iba a pasar con cada una de esas tecnologías.
¿De qué manera logras refrescar el discurso para las nuevas audiencias?
Según nuestras encuestas, la mayoría de asistentes es la nueva generación con sus familias. Es un patrón que sigue repitiéndose, es más, se repiten la obra una y otra vez, es una experiencia familiar, una fiesta. Aprendo cada vez más de las nuevas generaciones y de las generaciones precedentes, cada show es un nuevo show, parafraseando a Héraclito de Tebas: “Nadie se baña dos veces en la misma Pelota de Letras”.
¿Qué conservan las generaciones X y Y de la generación W? ¿Qué absorbieron y qué desecharon de sus padres?
Se siguen los patrones, La X y la Y son papás modernos de la Generación Z y AA, de eso hablo, y hay que ver cómo adaptan las nuevas tendencias. Cada generación a partir de la X le ha entregado una influencia grandísima a la generación siguiente, esta la capitaliza, crea algo nuevo que hereda a la siguiente y así sucesivamente en una gran bola de nieve generacional que crece y crece…
¿Cuál fue la última gran lección que te dio La Pelota De Letras?
A veces veo entre el público a una abuelita sentada al lado de su esposo, sus hijos con sus parejas, los nietos y todos riendo a la par. La abuelita feliz porque salió con todos ellos a un plan distinto de la acostumbrada cena o brunch familiar. Ver esa sonrisa de esa señora, verla feliz porque su familia ríe, para mí es invaluable, es mi lección, se puede crear arte para todos.