El presidente Yoon Suk-yeol fue destituido por el Parlamento surcoreano tras haber declarado la ley marcial el pasado 3 de septiembre. Con el apoyo de diputados de su propio partido, la moción presentada por la oposición logró 204 votos a favor, 85 en contra, tres abstenciones y ocho papeletas nulas en una sesión en la que participaron los 300 diputados de la Asamblea Nacional.
La incertidumbre rodeó el proceso hasta el último momento, con el Partido del Poder Popular (PPP) celebrando una reunión a puerta cerrada para definir su postura oficial. A pesar de que el partido anunció que no apoyaría la destitución, al menos 12 diputados conservadores debieron respaldar la moción, ya que los partidos de oposición sumaban un total de 192 escaños.
Tras el conteo de votos, Yoon Suk-yeol fue despojado de sus funciones y el primer ministro, Han Duck-soo, asumió interinamente la jefatura de Estado y Gobierno. El Tribunal Constitucional deberá determinar en un plazo máximo de 180 días si el presidente violó la Carta Magna al declarar la ley marcial.
En las afueras de la Asamblea Nacional en Seúl, miles de manifestantes celebraron la destitución de Yoon agitando bastones luminosos, símbolo de las protestas. Se les investiga por presuntos delitos de amotinamiento, abuso de poder o insurrección, siendo este último el más grave y que puede llevar al arresto de Yoon, ya que la inmunidad presidencial no prevalece en casos de insurrección en Corea del Sur.