Con un análisis similar, pero con minutos de diferencia, los exministros de Hacienda y de Economía del gobierno de Michelle Bachelet, Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes, se metieron en el debate por la reducción de la jornada laboral y coincidieron en el impacto que dicha medida tendrá en la economía, ya sea por el proyecto de 40 horas de la oposición, o el de 41 horas con flexibilidad del gobierno.
En entrevista con Radio Infinita, pero en programas distintos, los comentarios de los exsecretarios de Estado fueron desde calidad del debate hasta las consecuencias económicas de las iniciativas.
El primer entrevistado, Rodrigo Valdés señaló que el que haya parlamentarios que presenten iniciativas con cuestionamiento constitucional “son manifestaciones de que la política no está funcionando muy bien. Hay vacíos de poder y ellos (los parlamentarios) se lo toman”.
Al ser consultado por la ausencia del ministro de Hacienda Felipe Larraín en el debate, si bien señaló que “eso es una pregunta para él”, recordó que cuando le tocó abordar el proyecto -que cabe recordar, ingresó en 2017 a trámite- “convencimos a todos que no era el momento”.
Sobre el impacto en salarios y empleo, Valdés fue enfático: “La gente piensa que va a trabajar menos y va a tener el mismo ingreso, y eso es falso. Lo que es evidente que el costo laboral va a subir, de eso no hay vuelta, y espero que todos nos pongamos de acuerdo en eso”, subrayó, agregando que “una de las cosas que no se ha dicho con suficiente claridad es que con esto la gente va a llevarse un cheque para la casa a fin de mes más chico en el mediano plazo”.
Posteriormente, Luis Felipe Céspedes coincidió en que la reducción de jornada es discutible, pero siempre teniendo en mente el contexto de la economía, en una discusión donde no se puede dejar fuera la productividad. “Si avanzamos en iniciativas de este tipo, como la del gobierno o oposición, (que también) se generen factores que mitiguen el efecto negativo, porque al final, reducir la jornada tiene un efecto en la mano de obra y nadie podría negar ese efecto”.
A su juicio, la pregunta es “cómo vamos a lograr aumentar la productividad de forma tal de que en el neto tengamos generación de empleo y, más aún, si estamos pensando en acortar la jornada de trabajo”. Por lo mismo, destacó que “podemos trabajar 40, 35 horas, las horas que ustedes quieran, pero si no nos fijamos en ese tipo de debates, al final la gente no tendrá mayor bienestar económico a futuro”.