Cajas de Nutella, mantequilla de maní o leche de almendras, productos casi imposibles de encontrar hasta hace un año en la implosión económica de la nación sudamericana, se ofrecen ahora en más de un centenar de tiendas que aceptan pagos en dólares y operan en las principales ciudades del país como una válvula de escape que le reduce presión a la gestión de Maduro.
¿Cuál es la razón? Los empresarios venezolanos se han aprovechado de una silenciosa flexibilización de los controles de precios, cambio y trámites de importación, vigentes desde hace casi dos décadas, para comprar directamente a mayoristas estadounidenses como Costco y Walmart.
Los productos viajan a través de compañías privadas de envíos aprovechando este año una inédita exoneración del 100% de los impuestos aduaneros y la exigencia de menos requisitos por parte de las autoridades, según señalaron 11 fuentes entre agentes de aduanas, operadores y empresarios que ofrecen esos artículos.
“Lo que están buscando, específicamente en Estados Unidos, lo pueden conseguir acá”, dice Héctor Mambel, dueño de una tienda en la pequeña localidad costera de Puerto Cabello y que la llamó “Mini Walmart”, usando la misma tipografía y diseño de la cadena de supermercados en donde compra la mercancía en Miami desde hace un año.
Las operaciones comerciales con compañías en la costa este de Estados Unidos no están prohibidas por las sanciones económicas de Trump, pues permiten que firmas privadas compren alimentos para enviar a la nación sudamericana. Sin embargo, esas operaciones desconciertan a algunos venezolanos acostumbrados a la constante retórica “antiimperialista” del oficialismo.
La abundancia de golosinas, cereales o artículos de cuidado de higiene personal en negocios conocidos como “bodegones” contrasta con los años de escasez de bienes tan básicos como champú o la leche durante la vigencia de controles gubernamentales en buena parte del primer mandato de Maduro.
“Vendo todo”
En un recorrido por la capital, Reuters contabilizó unos 120 nuevos “bodegones”. Están en zonas de clase media así como en el centro y oeste de la ciudad, y superan en número a unos 27 supermercados ubicados en esas mismas áreas, que por lo general venden productos de la industria local y cobran principalmente en bolívares.
En Instagram también se multiplican las cuentas locales que ofrecen alimentos importados y marcan los precios en dólares. “Aquí todo lo que traigo de Miami lo vendo”, dijo bajo anonimato un pequeño comerciante que vende desde hace unos meses por redes sociales, y quien comentó que “ahora hay más competencia, pero igual es negocio porque el venezolano es esnob”. En al menos la mitad de los más de 100 comercios que visitó Reuters en Caracas fue posible encontrar productos de marcas extranjeras como Members Mark y Kirkland, que en Estados Unidos comercializan dos cadenas
La exoneración de impuestos está vigente hasta diciembre y en los puertos la carga se moviliza con rapidez, sin necesidad de tramitar permisos sanitarios ni otros documentos, agregan los consultados. Nadie sabe qué pasará en 2020. “La masificación de estos tipos de productos y comercios se convirtió en una política de Estado para abastecer”, dijo Felipe Capozzolo, presidente de Consecomercio, el gremio que agrupa a los comerciantes.
Fuente: Emol