Por: Tahiana González / @tahianag30
El joven de 22 años dio positivo a Covid-19 por lo que su aislamiento impidió que fuera expulsado el pasado 10 de febrero junto a sus compañeros.
La deportación de inmigrantes en Chile, específicamente los venezolanos que ingresaron por paso no habilitado, no ha dejado de ser noticia en los medios de comunicación y tampoco en las redes sociales. Ciudadanos se debaten entre lo que consideran que es correcto y lo que no.
Mientras esto ocurre, hay personas que ingresaron por pasos no habilitados que lograron apelar la medida de expulsión y seguir su camino a diferentes regiones del país austral.
Néstor García, de 22 años de edad, es uno de los venezolanos que pudo evitar momentáneamente la medida de expulsión. Viajó desde Maracaibo con sus padres, su hermano menor de edad y dos primas.
La decisión de migrar de esa manera no fue sencilla. La familia de Néstor había solicitado la Visa de Responsabilidad Democrática (VRD), pero sus procesos fueron cancelados en Noviembre, como los de todos los que habían realizado el trámite los meses en los que se mantuvieron las cuarentenas en los países, debido al Coronavirus.
Ante la negación de sus visas y el aumento de la crisis en Venezuela que le impidió a Néstor continuar con sus estudios universitarios como Comunicador Social, él y su familia decidieron salir con cédulas y pasaportes vencidos rumbo al país sureño.
El trayecto duró un total de nueve días, pasando por tramos clandestinos entre Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Durante todo el camino estuvieron guiados por personas que representaban a una “agencia de viaje”, a quienes les cancelaron un monto de 750 dólares para que los llevaran hasta Chile.
“El problema empezó en Perú, allí debimos caminar alrededor de dos horas por montañas, atravesamos un río nadando y allí nos estaban esperando unos carros que nos llevarían a un terminal (…) allí nos bañamos, nos cambiamos de ropa y esperamos hasta las 4:00 pm para salir hasta lima. Llegamos al día siguiente, y ahí mismo salimos hasta Tacna. Llegamos a las 6:00pm descansamos y a las 9:00 am salimos a la frontera con Bolivia”, relató García a El Vinotinto.
El joven recuerda que al llegar a la frontera entre Bolivia y Chile debieron caminar por el desierto, donde el frío era incesante, pero la meta estaba clara, llegar a Chile.
“Llegamos a Colchane a las 4:00 am y esperamos que saliera el sol y caminamos hasta la estación de Carabineros. Ahí se llevaron a mi mamá y mi hermano para que los atendieron en un consultorio médico, en donde mi mamá mencionó que estaba también con nosotros. Los funcionarios le dijeron que iban a hacer un documento que indicara que ellos pertenecían a un núcleo familiar, pero luego no se pudo”, contó.
Al finalizar el proceso, todos se dirigieron hasta la aduana para esperar un autobús que los llevaría a un refugio. Al llegar al lugar les hicieron los PCR y al recibir los resultados negativos, fueron trasladados al liceo Centenario, en donde la incertidumbre reinó.
Llegada de la PDI 2:00 a.m. del 9 de febrero
Néstor estaba alojado en una habitación con su papá. Juntos presenciaron cómo esa madrugada los funcionarios de la Policía de Investigación chilena comenzó a sacar a dos personas por habitación, hasta que conformaron tres filas de 30 migrantes.
“Tras una hora de expectativa, me sacaron junto a mi papá de la habitación. Nos iban pasando de dos en dos y nos mostraron el documento. Allí nos explicaron que ese era una orden de expulsión por haber entrado de manera ilegal. El funcionario me dijo que si quería seguir en Chile y apelar esta orden debía responder sí en las preguntas y eso hice, luego me dijo que tenía solo 24 horas para apelar”
Recordó el joven, quien en ese momento cuestionó al funcionario, pues ninguno podía salir del refugio por estar en cuarentena.
“Eso es problema suyo lo que vaya a hacer, yo solo cumplo con entregarle esta orden”, fue la respuesta del PDI, según Néstor.
Tener Covid-19 impidió que fuese deportado
Una noche antes de recibir las órdenes de expulsión, a los migrantes les realizaron una segunda prueba para descartar que tuvieran en virus. Los resultados se los entregaron al día siguiente de y Néstor había salido positivo.
“Me aíslan en el Estadio Cavancha y a mi papá y primas por haber sido contacto estrecho los llevaron al liceo Comercial de Iquique”, relató.
Ante el agotamiento, Néstor se quedó dormido y al despertar al día siguiente conoció la noticia de que sus compañeros de viaje estaban siendo deportados.
“No lo creía (…) Cuando me levanto en la mañana me entero que fueron deportados. Escribo en el grupo del Whatsapp y pregunto a quienes habían deportado y me responden que estaban todos menos los que habíamos salido positivo en la prueba”, recordó.
La situación generó temor en todos los que seguían en los refugios. La mamá de Néstor llamaba a su hijo con el desespero de imaginar ser deportados luego de todo el proceso que vivieron para poder llegar.
“Es mentira lo que decían, que en el grupo de expulsados habían personas con antecedentes penales. En el grupo con el que viajé había maestros, ingenieros, abogados (…) persona que venían a cumplir sus sueños”, expresó.
Luego de todo el trago amargo que vivieron y la zozobra, Néstor logró reunirse con toda su familia en la ciudad de Calera, en donde ya lo esperaba su mamá con su hermano menor, junto a otros familiares.
Corte Suprema da razón al gobierno de Chile
La Corte de Apelación acogió cinco acciones judiciales el pasado 16 de febrero que dejaba sin efecto las deportaciones de más de 50 migrantes venezolanos que habían ingresado por los pasos no habilitados.
Sin embargo, este miércoles 24 de febrero se conoció que la Corte Suprema validó la postura del Gobierno de Chile de expulsar a los extranjeros ilegales, por lo que revocó cuatro de las cinco apelaciones emitidas contra un fallo de la Corte de Apelaciones de Iquique.
De acuerdo con el máximo tribunal, los actos administrativos con los que fueron decretadas las deportaciones estaban “dentro de sus atribuciones” legales.
El único caso en el que se acogió el recurso de amparo fue el de un ciudadano expulsado que tenía a su hija en Chile con visa definitiva, lo que le permite demostrar arraigo.