El 21 de febrero de 2024 marcó un antes y un después en la vida de la familia del ex militar venezolano Ronald Ojeda. En esa madrugada, un grupo de individuos vestidos como detectives de la PDI irrumpió en su departamento en Independencia, lo capturaron y lo sacaron en ropa interior. Este hecho confirmó el secuestro de Ojeda, sin embargo, no se recibió ninguna solicitud de rescate por parte de los captores.
Diez días más tarde, el cuerpo de Ronald Ojeda fue encontrado enterrado en una maleta a una profundidad de 1,40 metros en la comuna de Maipú. Tras la detención de un menor de edad venezolano de 17 años, se reveló su participación en el secuestro y vigilancia de Ojeda, lo que llevó a la identificación de otros dos sospechosos venezolanos como Walter de Jesús Rodríguez Pérez y Maikel Villegas Rodríguez, miembros del grupo delictivo Tren de Aragua.
Las investigaciones apuntaron hacia un móvil político en el homicidio de Ojeda, vinculando al gobierno de Venezuela. La expulsión del embajador chileno por el régimen chavista y la identificación de más implicados en el crimen, incluyendo a Diosdado Cabello, aumentaron la tensión entre ambos países.
En medio de las acusaciones cruzadas, la familia de Ojeda anunció su salida de Chile, pero luego regresaron al país. Mientras tanto, se realizaron detenciones en Chile, Estados Unidos y Colombia de presuntos involucrados en el crimen, como Julio Iglesias, Luis Alfredo Carrillo Ortiz y Edgar Benítez Rubio.
El caso de Ronald Ojeda continúa develando conexiones internacionales y tensiones entre Venezuela y Chile, con la posibilidad de solicitar la extradición de altos funcionarios venezolanos. La búsqueda de justicia por parte de las autoridades chilenas sigue en curso, mientras se espera que se esclarezcan los detalles detrás de este crimen que conmocionó a ambos países.
