Gabriel “Puma” Goity: Un Actor Forjado en el Teatro
Gabriel “Puma” Goity, reconocido actor argentino, ha compartido una experiencia que marcó un hito en su carrera y en su vida personal. En una reciente entrevista con Infobae Cultura, Goity recordó su primera experiencia teatral en 1977, cuando asistió al Teatro San Martín para presenciar la icónica interpretación de Ernesto Bianco en la obra Cyrano de Bergerac. Esta vivencia, según Goity, no solo encendió su pasión por la actuación, sino que se convirtió en el punto de partida de su vocación actoral.
La influencia de una experiencia temprana
A la edad de 16 años, después de salir del teatro, Goity compartió con su abuelo su deseo de convertirse en actor. Su abuelo, con su conocimiento sobre el mundo artístico, le aconsejó que se dedicara a la actuación. Esta conversación, que tuvo lugar hace 48 años, fue el germen de su carrera. Goity recuerda a Bianco como “uno de los más grandes actores argentinos”, y su impacto fue significativo en su decisión de emprender este camino.
Un reencuentro significativo
Cincuenta años después de aquella primera experiencia, el destino volvió a unir a Goity con la obra. A mediados del año pasado, las hijas de Bianco, Ingrid Pellicori e Irina Alonso, invitaron a Goity a participar en un documental que busca difundir la historia y el legado de su padre entre las nuevas generaciones. El objetivo del documental era que Goity compartiera su experiencia personal sobre el escenario de la sala Coronado, donde Bianco había brillado en el pasado. Durante la grabación, la emoción lo llevó a improvisar un final, describiendo la experiencia como “una cosa gloriosa”.
Impulsado por esta vivencia, Goity decidió buscar a la directora Gabriela Ricardes, quien actualmente es ministra de la Ciudad de Buenos Aires, para proponerle llevar nuevamente la obra a escena. Este proceso culminó en un estreno en 2023, cerrando un círculo de manera “bastante mágica”.
Desafíos de la puesta en escena
La nueva puesta en escena de Cyrano de Bergerac representó un gran desafío, ya que la obra transita por la tragedia, el humor y la emoción, exigiendo al elenco una entrega total. Goity afirmó: “En Cyrano puede haber impostores, pero te desnuda de inmediato”. También destacó la importancia de contar con un elenco sólido, mencionando que “con tantas buenas actrices y actores” no se pueden afrontar medias tintas.
La obra aborda temas que siguen siendo relevantes en la actualidad. Al ser consultado sobre cómo su personaje romántico se relaciona con las aplicaciones de citas y la seducción virtual, Goity sostiene que los clásicos tienen la capacidad de conectar con cada época de manera distinta. “Seguramente se va a percibir lo mismo hoy que en 1977”, reflexionó.
El mensaje atemporal de Cyrano
Goity identificó un mensaje atemporal en la obra: “En el amor hay que ser valiente, no vale victimizarse ni poner excusas. Así, hay que bancarse las consecuencias e ir hasta el ideal. Y sufrir si toca”, afirmó. En su interpretación, Cyrano es un hombre que, a pesar de ser considerado feo y incapaz de conquistar a la mujer que ama, decide transformar su realidad a través de la poesía, convirtiendo su dolor en algo positivo en lugar de quedarse en el resentimiento.
Esta resignificación del dolor y la frustración es una de las enseñanzas poderosas de la obra, que trasciende la anécdota y proyecta la condición humana. Goity interpretó que la seducción y la conquista del romance son fines en sí mismos, más allá del resultado. “Demandan pasión y dedicación, y nadie parece estar dispuesto a dar eso. Todos quieren enamorarse, pero sin consecuencias. Existe alegría y sufrimiento. Para reírte, tenés que también llorar, porque si reís todo el tiempo sos una especie de idiota”, expresó.
En su visión, la tecnología ha llevado a los humanos a tener un control absoluto, evitando las complicaciones y el sufrimiento que otorgan valor a los momentos felices. “Capaz sufrís, pero tampoco sentís”, resumió. La figura de Cyrano en la ficción tiene raíces en la realidad, y pocos saben que existió realmente un personaje polémico en su época, que enfrentó convenciones y defendió a los desvalidos frente a la aristocracia.
Goity comentó que Cyrano fue un soldado y mosquetero, un tipo de gran rapidez verbal, y en muchos sentidos, le recuerda a ciertos personajes de Buenos Aires de los años 60 y 70. Esta obra se convierte en un puente entre generaciones, estilos y formas de entender la valentía. La decisión de Goity de volver a este ciclo artístico se presenta como un regreso a sus raíces, recordando que hace 46 años, cuando era un adolescente, salió de General con la certeza de que todo había cambiado desde entonces.