Los gatos, fieles compañeros de los humanos desde tiempos inmemoriales, continúan rodeados de mitos y malentendidos en cuanto a su forma de comunicarse. A diferencia de los perros, que han evolucionado para responder activamente a las órdenes humanas, los felinos mantienen su independencia, lo que dificulta la interacción verbal. Un reciente estudio publicado en la revista Animal Cognition, realizado por la Universidad París-Nanterre, ha arrojado luz sobre la capacidad de los gatos para distinguir entre el habla dirigida a ellos y otros tipos de comunicación.
Los investigadores exploraron cómo los gatos domésticos reaccionan ante distintos tipos de habla humana, centrándose en la diferencia entre el habla dirigida a adultos (ADS) y el habla dirigida a niños (CDS). Utilizando un método de habituación-dishabitación, observaron que los gatos podían discriminar entre el habla de adultos, pero solo cuando provenía de sus tutores. Esta capacidad de reconocimiento no se produjo con voces desconocidas, lo que sugiere que la familiaridad del emisor es un factor determinante en la respuesta de los gatos.
La relación entre gatos y humanos va más allá de la comunicación verbal. Los felinos pueden formar profundos lazos afectivos con sus dueños, demostrando su amor de manera sutil pero clara. El doctor veterinario Juan Enrique Romero destaca algunas señales de afecto que los gatos pueden mostrar, como caminar con la cola alzada y vibrante, dormir encima de su tutor, rodar para mostrar la panza, maullar y frotarse contra su dueño. Comprender estas señales ayuda a fortalecer el vínculo entre el gato y su dueño.
Es crucial estar atento a los signos de estrés en los gatos, ya que tienden a ocultar su malestar. La organización británica Cats Protection identifica algunos comportamientos que pueden indicar estrés, como postura corporal tensa, marcaje excesivo y problemas de alimentación. Para reducir el estrés en los gatos, se recomienda garantizar un ambiente seguro, evitar cambios bruscos en su entorno y respetar su espacio personal. En casos graves de estrés, es fundamental consultar a un veterinario para identificar la causa y encontrar soluciones adecuadas.