La tensión en la guerra de tarifas entre Estados Unidos y Canadá ha alcanzado un nuevo nivel luego de las amenazas de Donald Trump de aumentar los aranceles al acero y aluminio canadienses. Estas medidas se producen justo días antes de que asuma como primer ministro de Canadá Mark Carney, quien ha prometido una respuesta contundente a las acciones del presidente estadounidense.
En un anuncio realizado a través de su red social Truth Social, Trump informó que duplicará los aranceles al acero y aluminio canadienses, llevándolos del 25% al 50%. Esta decisión se tomó en represalia a un aumento del 25% en los aranceles de electricidad implementado por la provincia canadiense de Ontario. El mandatario también amenazó con aumentar los aranceles sobre automóviles que ingresen desde la frontera canadiense, calificándolos como “tarifas atroces”.
Además, Trump planteó la idea de anexar a Canadá como el estado cincuenta y uno de Estados Unidos, argumentando que esto eliminaría por completo los aranceles y otras restricciones comerciales. Estas declaraciones han generado preocupación en el gobierno canadiense y han desencadenado una serie de respuestas por parte de las autoridades locales.
En respuesta a las amenazas de Trump, Mark Carney, futuro primer ministro de Canadá, aseguró que su gobierno tomará medidas para que la contestación a Estados Unidos tenga un impacto máximo en el país vecino y un impacto mínimo en Canadá. Carney también afirmó que mantendrán los aranceles hasta que Estados Unidos demuestre respeto y haga compromisos creíbles con el comercio libre y justo.
Tras intensas negociaciones entre el secretario de Comercio de EE.UU. y el primer ministro de Ontario, se acordó suspender el 25% de los aranceles a la electricidad canadiense. Además, se programó una reunión para discutir los aranceles anunciados por Trump para el resto del mundo.
Esta disputa comercial entre Estados Unidos y Canadá representa un desafío para ambos países, que históricamente han mantenido una estrecha relación comercial a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Las repercusiones de esta guerra de tarifas podrían tener un impacto significativo en la economía y las relaciones bilaterales entre ambas naciones.
En conclusión, la escalada de tensiones en la guerra de tarifas entre Estados Unidos y Canadá refleja la complejidad de las relaciones comerciales internacionales y la importancia de buscar soluciones negociadas para resolver los conflictos. El futuro de esta disputa sigue siendo incierto, pero es fundamental que ambas partes trabajen juntas para encontrar una salida que beneficie a ambas economías y fortalezca la estabilidad en la región.