En plena pandemia, en uno de los periodos más desafiantes para los pequeños negocios en Chile, los venezolanos Alberto Graterol y su esposa Isabel —originarios del estado Trujillo— dieron vida a una iniciativa que terminó convirtiéndose en un referente para emprendedores y comercios locales: Distribuidora Grateroli.
El proyecto comenzó en 2020 desde un departamento, sin infraestructura comercial ni grandes recursos. Solo con queso llanero y chuleta ahumada como primeros productos, la pareja se propuso ofrecer alimentos frescos, confiables y con ese sello característico del sabor venezolano a una comunidad afectada por la crisis sanitaria y económica.
Lo que inició como un emprendimiento familiar rápidamente ganó terreno. Tras atender su primer negocio formal, la distribuidora experimentó un crecimiento sostenido basado en la calidad de sus productos y un servicio cercano. Hoy, Distribuidora Grateroli es una empresa mayorista consolidada que abastece a feriares, minimarkets, emprendedores, restaurantes y nuevos negocios que buscan fortalecerse en el competitivo mercado alimenticio.

Su catálogo incluye productos ahumados, variedad de quesos —entre ellos llanero, mozzarella y cheddar—, embutidos y una amplia gama de alimentos venezolanos que mantienen presentes los sabores tradicionales del país.
Para la empresa, cada producto refleja compromiso, tradición y esfuerzo familiar, mientras que cada cliente forma parte de una red que impulsa el comercio local y el crecimiento de nuevos emprendedores en Chile.
Distribuidora Grateroli se ha convertido en un ejemplo de adaptación y superación: una empresa nacida en un contexto adverso que hoy inspira por su capacidad de trabajo, visión y expansión.
La distribuidora continúa creciendo y está presente en redes sociales como @distribuidora.grateroli en Instagram y Distribuidora Grateroli en Facebook.


