Daniel Villalobos Barreto – @villdaniel
En Los Ángeles, en el cruce de Second West Street y Grand Avenue, las franjas blancas del paso peatonal se entrelazaron con franjas de color naranja, verde y azul celeste.
En Buenos Aires, cientos de niños volaban papagayos de trazos coloridos, que daban una sensación vertiginosa de cambiar según el ángulo en que se miraban.
En Liverpool, una antigua nave piloto se iluminó con su variación de camuflaje disruptivo, en conmemoración al centenario de la Primera Guerra Mundial.
En las tres intervenciones existe un nombre en común, un cinético Carlos Cruz-Diez, que le supo dar movimiento y vida a los colores durante más de 70 años.
Hoy, esos colores brillan con la fuerza de una luminaria inmortal. Un arquitecto de barba canosa y lentes pesados que puso fin a su proyecto el pasado julio. “La vida es un proyecto, cuando se acaba el proyecto se acaba la vida”.
Obsesión
Nacido en Caracas en 1923 y graduado de profesor de Artes Aplicadas, en la Escuela de Bellas Artes de Caracas, incursionó en la ilustración, la publicidad y la docencia, tanto en Venezuela como en Europa.
Pero no fue hasta la década de 1960 cuando se sumergió en el mundo del cinetismo, un movimiento que en Venezuela también tenía referentes en Jesús Soto y Alejandro Otero.
Y los colores se volvieron una obsesión. De allí parten ocho investigaciones sobre el comportamiento del color, en las que se basó su propuesta artística: color aditivo, fisicromía, inducción cromática, cromointerferencia mecánica, cromosaturación, cromoscopio y el color en el espacio.
“Intento evidenciar el color como una situación efímera, como una realidad autónoma en continua mutación. El color es el mundo de lo afectivo, hay colores que producen alegría y hay colores que producen tristeza, otros producen múltiples sensaciones”, explicó el maestro venezolano a BBC Mundo, en 2014.
Mundo de ciegos
Cuando despuntaba su trabajo en el cinestismo, Carlos Cruz-Diez se trasladó hasta Europa, específicamente a París, para apuntalar su obra. “(En Venezuela) no había el clima necesario para desarrollar mis ideas. Nadie entendía lo que estaba diciendo”. Sin embargo, siempre tuvo presente a Venezuela para sus exposiciones e intervenciones.
Aventajado a su tiempo, el maestro se vio inmerso en una sociedad de oscuridad. “Creo haber vivido una sociedad de ciegos”, rememora a El País. “He estado luchando en contra del color como una certeza, porque en realidad es una circunstancia, algo que se modifica. El color es la perfección de un instante, y ahora tengo el placer de que finalmente se empieza a entender”.
Incansable
Siete décadas después, Carlos Cruz-Diez, con 90 años, seguía recorriendo el mundo con su obra. Sus colores vivos, el movimiento de sus líneas, la interacción y el manejo que hacían con la vista humana. Un arte dinámico, que recorre, anda. Por eso el cinetismo del maestro seguirá andando su camino indetenible, incansable. Cruz-Diez hizo suyos los colores de la vida.
Desde el inicio
En diciembre de 2016, El Vinotinto salió a las calles de Santiago con una portada que honraba la obra “Cromointerferencia de color aditivo”, que está instalada en el piso del Aeropuerto Internacional de Maiquetía. Nuestra historia comenzó ahí, maestro. Gracias por la inspiración y compañía.
De colección
El Museo de la Solidaridad Salvador Allende posee dos obras del venezolano en su colección: Physicromie Nº 1081 y Physicromie Nr. 591, ambas de tipo escultura y de la década del 70.
Su paso por Chile
En 2016, su obra Cromosaturación fue parte de la muestra colectiva Light Show, exhibida en la Fundación CorpArtes. Esta instalación inmersiva, que data de 1965, estimula la percepción de la retina usando la interacción de tres salones saturados de color rojo, azul y verde para dar la sensación de un amplia gama de colores.
En la cúspide
La obra de Carlos Cruz-Diez es parte de prestigiosas colecciones permanentes en instituciones del mundo:
- Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York
- Tate Modern, Londres
- Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris
- Centre Pompidou, París
- Museum of Fine Arts, Houston
- Wallraf-Richartz Museum, Colonia