Antes de continuar con un “plan de huida” y tomar el primer avión, debemos evaluar
consecuencias.
Rosmery Hernández / @gotasdebienestarenchile
Luego de tantos días con incertidumbre, se ha insertado la sensación de querer “huir” de lo que
hemos visto -y revivido- en el país que nos abrió sus puertas; un rumor y sentir general entre los
migrantes, especialmente los venezolanos.
Las reuniones entre familiares, amigos, compañeros de trabajo y encuentros sociales, se acaloran
con la necesidad de dar puntos de vista, análisis políticos, sociales, económicos, así como
predicciones e interpretaciones que saltan de lo conocido a lo que termina con la frase: ¿Y ahora
para dónde nos vamos?
Durante las sesiones de Coaching estos días de crisis social, repetí como letanía: “Emigrar no es
una decisión emocional”; sí, es verdad, hay crisis; sí, nos afectó a todos, en menor o mayor
medida de acuerdo con la ubicación de nuestros hogares o de nuestros trabajos, pero lo que a
todos nos llegó fue la angustia, el miedo y la desesperanza.
Quiero que sepas, que son naturales las reacciones que has tenido; la incertidumbre, nos hace
actuar y nos conecta con el miedo; paso siguiente, nuestro cerebro se encarga de responder en
modo de supervivencia, por lo que, si siente que nuestra vida está en peligro, te resguardará,
habrá síntomas físicos y luego, desde lo racional, el mandato de “huye, corre, sálvate”. Sin
embargo, aun cuando esto es una respuesta primitiva, debemos darle las gracias a la evolución
que nos concede la oportunidad de que, con todo nuestro cerebro, podamos ser más conscientes,
discernir y realizar responsablemente una toma de decisiones.
Si tu primera migración fue “huyendo”, detente un momento y pregúntate ¿qué puedo hacer
diferente, ahora que tengo esta experiencia? ¿si tuviese la oportunidad de migrar para otro país,
qué información preguntaría o qué debo tomar en cuenta, que en la primera no hice?
No sigas diciéndole a tu cerebro que todo está mal porque, desde tus distorsiones cognitivas, tu
cerebro no puede distinguir si es real o es solo una alarma de “simulacro”; eso no quiere decir que
las noticias mienten o que lo que sientes no es relevante, solo quiero llamarte a la calma. Pedirte
que, antes de continuar con un plan de huida, seas más racional y no tomes el primer avión de
regreso a casa (país de origen) o quieras irte al próximo país para comenzar otro proceso de
adaptación, de legalidad, de estabilidad, de crecimiento.
Las emociones, nos ayudan a recordar que estamos vivos, pero ellas son respuestas a elementos
externos, a pensamientos, a un estímulo, entonces, muy bien se dice que “no tome decisiones
cuando estés ni muy feliz, ni muy triste”. Esto de se debe a que, en ambas condiciones, no hay
realidad de lo que se percibe, afectando la posibilidad de evaluar consecuencias; por lo tanto, la
migración, siendo una decisión aún más compleja, no la hagas desde la emoción.