El mundo del fútbol está convulsionado con la reciente noticia de la creación de la Superliga Europea que será presidida por Florentino Perez.
Por: Gaby Dagnino / @gabydagninos
12 clubes de los “grandes” de Europa: Real Madrid, Barcelona, Juventus, Liverpool, Tottenham, Milan, Chelsea, Manchester City, Atlético de Madrid, Arsenal, Inter y Manchester United se unen para crear una nueva liga y separarse de la Champions.
Se sumarán tres clubes fundadores más y cinco cupos se disputarán cada temporada para completar el grupo de 20, los clubes fundadores contarán con su cupo todas las temporadas (sin importar el desempeño en la liga local) y solo cinco rotaran y serán otorgados por mérito deportivo.
Esta nueva liga espera jugarse a partir de agosto, primero en dos grupos de 10 equipos cada uno, todos contra todos, para después pasar a cuartos, semis y una gran final. A partir de los cuartos se jugará en terreno neutral dejando la localía para la fase de grupos.
Entendiendo los motivos de los 12 clubes que toman esta decisión desde el punto de vista empresarial, tiene sentido que quieran funcionar sin intermediarios, con la posibilidad de triplicar sus ganancias y con un atractivo espectáculo por organizar.
Como era de esperarse, tanto la FIFA como la UEFA han manifestado su descontento con esta decisión y los jugadores que participen en esta Superliga no podrán disputar partidos con su selección ni en la Euro ni el Mundial. De igual forma las ligas locales también mostraron su rechazo al proyecto.
Desde mi punto de vista, para mi esta decisión acaba con la competitividad en las ligas europeas, les roba el propósito a los clubes “chicos” de crecer, de poder medirse con los grandes y de soñar con la gloria, ni hablar del daño que este le hace a los fanáticos.
La presencia de los equipos “pequeños” respeta el espíritu competitivo y promueve el crecimiento, yo me pregunto: ¿cómo crecen estos equipos (y sus jugadores) sin esta importante vitrina internacional? ¿Cuando volveremos a ver a un Leipzig semifinalista? ¿A un Lyon eliminando la Juventus? ¿Que el Atalanta sea segundo en la Serie A ya no será mérito para llegar al más importante torneo internacional? Son infinitas las preguntas que rondan mi cabeza en este momento.
Económicamente sería un golpe durísimo a los equipos de mitad y baja tabla que por sus méritos en la temporada local logran llegar a la Champions y traer dinero a sus arcas que a su vez permiten el crecimiento del club y el desarrollo de categorías menores gracias a este capital.
Otro punto preocupante es la neutralidad, si hoy en día con la UEFA es tan difícil y cuestionado el arbitraje (pensando que son “neutrales”), ¿cómo será para estos equipos que serán jueces mientras también son participantes?
Clubes grandes que hoy estarían fuera de la clasificación a Champions, como por ejemplo el Arsenal, tendrían su lugar asegurado en la Superliga solo por nombre y plata, dejaremos atrás el mérito deportivo para llegar a una competición internacional, quitándole relevancia a las ligas domésticas.
Con este cambio, hazañas como la del Leicester de Ranieri serían simples anécdotas sin el premio que merecen.
Un equipo al estar ya clasificado a la Superliga (y ganando mucho más de lo que ganaría en Champions) se pierde el incentivo en la liga local afectando así el rendimiento y el espectáculo de la misma, muchos podrían jugarlas hasta con el banco de suplentes.
Esto me roba lo que más he disfrutado siempre del fútbol, esa lucha de David contra Goliat, las historias de los “pequeños” que con poco presupuesto pero mucha garra han logrado cosas maravillosas, nos roba ese sueño de “igualdad” que nos regala el fútbol, sin buscar romantizar la realidad creo que es un dia triste para los que amamos este deporte.
Y ni hablar del daño que esto le hace al fútbol de selecciones, imagínense las eliminatorias Conmebol con una Argentina sin Messi, un Chile sin Vidal ni Sanchez o una selección de España sin los jugadores del Madrid, Atlético y Barcelona o Italia sin los de la Juventus, feo panorama, ¿no creen?
Adiós a la competitividad y a la emoción, sí, el fútbol es un negocio y siempre lo será, solo que ahora será un negocio de pocos.